¿Por qué Colombia?
Colombia fue el primer país en el que reclutamos profesionales. Descubra aquí por qué elegimos a Colombia. Al principio, éramos escépticos — las asociaciones comunes con Colombia no siempre son positivas. Pero la realidad es diferente: quienes buscan una educación de calidad en Bogotá deben esforzarse mucho e invertir de forma significativa. Los graduados están altamente motivados para sacar provecho del tiempo y dinero que han invertido en su formación. La oportunidad de trabajar para una empresa europea representa un gran reconocimiento y un fuerte deseo de demostrar su valor.
A pesar de contar con una buena formación, los salarios de los graduados universitarios en Colombia son muy bajos. Trabajar para una empresa extranjera no solo ofrece un mejor ingreso, sino también la posibilidad de trabajar desde casa. Teniendo en cuenta que Bogotá tiene alrededor de 10 millones de habitantes y que el tiempo promedio de desplazamiento es de 1.5 horas por trayecto, resulta fácil entender por qué las personas aprovechan esta oportunidad y valoran profundamente la confianza que se les brinda.
Nuestro escepticismo inicial desapareció rápidamente cuando conocimos a profesionales excepcionales, con un enorme sentido del compromiso y la responsabilidad. Estas personas no dudaron en afrontar desafíos y estuvieron dispuestas a dar más de lo esperado para demostrar sus capacidades. Se adaptaron rápidamente a las exigencias de los proyectos. Pronto quedó claro que no solo podíamos tercerizar tareas simples y repetitivas, sino también conformar equipos completos de proyecto que se sumergían de forma autónoma en las necesidades específicas de cada encargo. Estos equipos investigaban de manera independiente, se capacitaban continuamente y funcionaban como unidades eficaces y autosuficientes. Nuestros profesionales demostraron que no solo podían ejecutar tareas, sino también contribuir activamente al desarrollo y éxito de los proyectos.
Además, el proceso de reclutamiento se volvió mucho más sencillo. Los empleados están dispuestos a trabajar más de 40 horas por semana, toman menos vacaciones y muestran una gran iniciativa para continuar su formación. Invierten en su propio desarrollo profesional y demuestran un compromiso extraordinario que va más allá del horario laboral habitual.
«Un día tuve una conversación con una arquitecta que llevaba tres meses trabajando con nosotros. Cuando le pregunté cómo iba su inglés, me dijo que había invertido alrededor del 35 % de su salario en un curso. Ni siquiera se le había ocurrido preguntar si nosotros íbamos a cubrir los costos. Finalmente, terminamos pagando el curso durante seis meses. Un empleado alemán difícilmente consideraría invertir una parte tan significativa de su ingreso en formación continua sin antes preguntar si la empresa cubriría los gastos.»